Gastronomía en Corredores

Neuquén ofrece opciones gastronómicas de las más diversas y para todos los gustos, que varían de acuerdo a los productos y técnicas de cocina propias de cada región, reflejando su cultura y tradición.

Sello de Gastronomía Neuquina18 de abril de 2018 Redacción
Corredor Gastronómico 2

El Corredor Neuquén Norte de la Provincia se identifica principalmente con el chivito, el cual ha sido el primer alimento a nivel nacional que ha adquirido el sello de Denominación de Origen, que garantiza una asociación directa de la región con este alimento. La cría del animal, a partir de la trashumancia o arreo, resulta una práctica ancestral de muchas familias, heredada de los Pehuenches, antiguos pobladores de la zona. La tradicional forma de cocinarlo es “al asador”, se lo suele adobar con harina, cerveza o ñaco. Este último producto también es típico de la región y su elaboración es una práctica antigua de la trilla, el tostado y la molienda del trigo que realizan las familias en la zona en forma artesanal. Otro derivado del trigo es el mote (grano pelado y tostado con ceniza) y se lo utiliza para preparar bebidas o como ingredientes de guisos o estofados. En general la comida de esta región está fuertemente influenciada por los inmigrantes chilenos, por ello también acostumbran a los panes con grasa, empanadillas, pancutra o bebidas como la chicha o la chupilca.

 

En los alrededores de Las Lajas, Loncopué, Caviahue y Copahue, localidades de la Ruta del Pehuén junto a Aluminé y Villa Pehuenia-Moquehue, también se desarrolla la cría del chivito, algunas comunidades Mapuche se dedican a la misma, generación tras generación. El piñón, semilla de la araucaria araucana o pehuén, está presente en la cocina de la región donde crece el árbol milenario. La variedad de derivados del piñón integran tanto platos salados como dulces: masas elaboradas a partir de harina de piñón resultan en pastas o alfajores, también se preparan salsas, conservas en almíbar y escabeches. El producto alimenticio más antiguo de la región, aún vigente y con un gran potencial tanto en la cocina tradicional como en la moderna. En esta zona la producción de miel es importante y se la utiliza para la elaboración de confituras, licores, tortas y otros productos de panificación.

 

En el Corredor de los lagos, la cocina gourmet se fusiona armónicamente con la tradicional y la europea, adaptándose perfectamente al gusto y expectativas de los visitantes. La zona se identifica principalmente con carnes de ciervo, jabalí y trucha, cocinadas y procesadas de diferentes formas: al asador, a la parrilla y hasta en patés, embutidos y escabeches. Las carnes ahumadas en los últimos años han adquirido mucha popularidad, ya que el humo y la madera intensifican los sabores y le otorgan un toque rústico al plato. Se acompañan con hongos y salsas agridulces, donde los frutos rojos adquieren gran protagonismo. Estos frutos deliciosos también integran postres, salsas, dulces o mermeladas junto a otras frutas silvestres de la zona cordillerana como el michay o calafate, la rosa mosqueta y la frutilla. El chocolate es característico de la región, y sin dudas es ideal para contrarrestar las bajas temperaturas de los largos inviernos. Está presente en diferentes formas como barras, rama, con leche caliente o fría, en helados, en alfajores y hasta en tortas y cupcakes; las casas de té y chocolaterías de la región bien saben las bondades del chocolate, sobre todo de su versatilidad y nobleza.

 

Al este de la Provincia es típica la producción primaria de manzanas, peras, duraznos, cerezas, damascos, frutas finas, hongos y aromáticas. Estas constituyen materia prima para la elaboración de postres, dulces, conservas, chutneys, etc. Algunas frutas se disecan o se utilizan para la elaboración de licores o jugos. En Centenario y en Plottier se encuentran casas de té que ofrecen la posibilidad de degustar mermeladas, tortas, tartas, strudels entre otros, utilizando como base los frutos que se cosechan en el propio establecimiento. Esta zona de estepa posee un clima y suelo óptimo para el desarrollo vitivinícola. Dentro de la Ruta del Vino de la Patagonia, en San Patricio del Chañar existen bodegas con viñedos propios que se dedican a la elaboración de vinos finos y espumantes. La calidad de los vinos ha merecido numerosos reconocimientos nacionales e internacionales. Las variedades que mejor se han adaptado al clima son: Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Pinot Noir, Chardonnay y Sauvignon Blanc. Algunas bodegas disponen restaurantes donde se ofrecen cocina gourmet y regional combinando carnes, verduras y frutas regionales, maridadas perfectamente con excelentes vinos por supuesto. Degustar de tentadores riñoncitos de cordero envueltos en panceta, con papines rellenos y hongos, pasta de tomates ahumados y criolla junto a un pinot noir de la casa observando el maravilloso paisaje colmado de vides y álamos es memorable.

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