Las mil y una noches, los legendarios relatos de oriente

Noticias 16 de junio de 2022 Por M.E.G
Elegí compartir un bocado muy peculiar y que si bien se ha puesto de moda en algunas ciudades y se ofrecen en bares es bien étnica y familiar, el falafel es la croqueta de los árabes, un bocado hecho a base de garbanzo.
falafel

Érase una vez, en la lejana Persia, un rey llamado Shahriar que fue traicionado por su esposa y decidió no volver a confiar en ninguna otra mujer. Durante los años siguientes, cada noche desposaba a una doncella y a la mañana siguiente la hacía ejecutar; hasta que la inteligente hija de su visir, Sherezade, ideó un plan: cada noche contaba al rey una historia y la dejaba inconclusa, prometiendo contarle el final a la noche siguiente y salvándose así de la muerte, pero empezando otra nueva con la promesa que sería aún mejor que la anterior. Así fue durante mil y una noches, hasta que el rencor de Shahriar se hubo apagado y, enamorado de Sherezade, renunció a su cruel venganza.

Esta es la historia marco de Las mil y una noches, uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Algunas de sus historias se han hecho famosas en todo el mundo, como Aladino y la lámpara maravillosa, Alí Babá y los cuarenta ladrones o Simbad el marino, pero el libro contiene muchísimas más en una estructura de relatos incrustados a varios niveles. De hecho, se trata de una colección compilada a lo largo de los siglos y de la que no existe ni autor conocido ni una única edición canónica.

¿Qué tiene que ver esta literatura con una página gourmet? 

Hoy nos da el marco para hablar de alguna comida oriental; bocados o platos que conocemos a partir de los inmigrantes árabes.

Elegí compartir un bocado muy peculiar y que si bien se ha puesto de moda en algunas ciudades y se ofrecen en bares es bien étnica y familiar, el falafel es la croqueta de los árabes, un bocado hecho a base de garbanzo.

Ponemos los garbanzos en remojo 24 horas antes de realizar la receta. Transcurrido este tiempo los escurrimos y secamos bien para que no queden restos de agua. Introducimos los garbanzos hidratados en el vaso de una licuadora o procesadora de cocina potente junto con el diente de ajo, la cebolla, las hojas de cilantro y de perejil y el comino molido. Trituramos.

A continuación, añadimos la harina de garbanzos, reservando un par de cucharadas para cubrir la base de una fuente, la levadura y salpimentamos al gusto. Trituramos de nuevo hasta obtener una mezcla homogénea. Dejamos reposar la masa, en la heladera, durante 30 minutos.

Formamos pequeñas bolitas del tamaño de una nuez y las colocamos en la fuente con la harina de garbanzos al tiempo que rebozamos ligeramente. Calentamos abundante aceite en una sartén y freímos, a fuego medio-alto, removiendo para que se doren por igual por ambos lados. Retiramos a un plato con papel absorbente y dejamos escurrir un par de minutos antes de servir.

Se suele comer con una exquisita salsa de yogurt griego con un diente de ajo y el jugo de un limón, si te agrada le ponés un poco de cilantro picado y adentro. Se recomienda comer con un pan pita o acompañar con una ensalada para que le dé cierto frescor. Personalmente lo prefiero como un aperitivo para acompañar una cerveza mientras espero al pincho de carne de cordero. Pero esta receta la comparto otro día. Bye.

M.E.G.

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