Los postres criollos, con gloria comamos

Noticias 02 de mayo de 2022 Por M.E.G
El primero de mayo se festeja con una comida considerada bien nuestra, el locro, sin embargo, es mucho más que argentino y tiene sus antecedentes en épocas precolombinas, y hunde sus raíces en los pueblos originarios anteriores a la conquista española.
pastelitos

Lo que si esta claro que hay postres criollos y que por supuesto nos viene de toda la influencia y mestizaje de la que estamos formados. Hemos aprendido en la etapa escolar una historia oficial que relata la idea que debemos tener de nosotros mismos y en ese relato se nos enseñó como fue nuestra Independencia. Una especie de fábula donde hemos registrado para siempre que los negros/as vendían “mazamorra caliente pa’ la viejita sin dientes” y ofrecían otras delicias como bocado festivo. Esta es una aproximación a lo que se consideran postres criollos y no los que más se consumen hoy.

Una que nos viene rápidamente a la memoria es la mencionada mazamorra que según la nutricionista Claudia Marín “La mazamorra es el postre rural que más rápidamente se impuso en nuestro país. En la provincia de Buenos Aires la vendían los negros emancipados en los barrancones de la Recova de la Plaza Mayor. Se dice que la mejor mazamorra la traían ellos, porque la llevaban a caballo y, al ser sacudidas en los tarros, quedaba más rica. En Corrientes y Misiones la llaman caguiyi y api en Santiago del Estero”. Así como es de popular por el contrario no es la más consumida.

El dulce de leche es quizás el más aplaudido y amado de los postres argentinos y de acuerdo a lo que publican algunos historiadores tuvo su origen en el año 1829.

 Rosas y Lavalle, en Cañuelas estaban tratando de dar el primer paso hacia la Organización Nacional. Lavalle, el más firme opositor de Rosas, llegó al campamento de este último y mientras esperaba su llegada, se tiró en su camastro, quedándose profundamente dormido. Cerca de allí una simpática y fiel mulata estaba preparando un mate de leche para esperar la llegada de Rosas, su patrón. Bajo el calor de las brasas, la mulata echó un puñado de azúcar a la leche para que se fuera disolviendo. Al ver a Lavalle dormido en el camastro de su patrón, la mulata se desesperó e intentó sacarlo de allí. Sin querer, estaba escribiendo, además de la historia, la receta "pasión de los argentinos". Cuando llegó Rosas y vió la cara de desesperación de su mulata por la cama usurpada, tapó a Lavalle con su poncho y le dijo: "Déjalo, que es un valiente". Cuando la mulata fue a buscar el jarro para preparar el mate, había pasado demasiado tiempo. En su lugar encontró una crema amarronada y espesa: había nacido el dulce de leche.

Los pastelitos o pasteles nos vienen también desde el fondo de la historia y ocupan un lugar de privilegio entre los dulces argentinos, el de membrillo fue el iniciador de la zaga que luego se disputa los gustos de sus consumidores con los rellenos de dulce de batata. ¿Membrillo o batata? that's is the question. 

Mas aquí, en la historia o los tiempos contemporáneos el postre vigilante se fue imponiendo en los restaurantes y familias argentinas y también tiene su origen en una casualidad.

Según Daniel Balmaceda autor de La comida en la historia argentina “El queso y dulce, fue el postre preferido de Borges. Y la argentina se divide entre el dulce de batata y el de membrillo. Soy 'batatero', pero supe que el postre original surge el queso tipo Mar del Plata con dulce de membrillo, porque la elaboración es mucho más sencilla y porque se vendía a lo largo del país. Llegó a tener el título de "Postre nacional". El postre "Vigilante" tiene su mito, y se remonta a 1920 cuando decían que un restaurante lo preparaban para los vigilantes de una comisaría cercana. Pero se le dio ese nombre mucho antes. El postre valía 20 centavos o "20 guitas", o sea hasta el magro sueldo de un vigilante lo podía afrontar”. Con esta afirmación de Balmaceda vamos cerrando hasta una próxima ocasión en que hablaremos de los clásicos más consumidos. Bye!

M.E.G.

 

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