Nos adelantamos a la primavera: blanquitos dulces que enamoran
Los vinos dulces siempre se encuentran opacados en las bodegas por las líneas de tintos y reservas, dejándolos en un segundo plano. No obstante, existe un público fiel seguidor de este tipo de productos que busca innovación y agradece las notas más amables en su copa.
Los dulces naturales y tardíos se convierten en una interesante apuesta por parte de las bodegas que entienden la amplitud de público. Pero es importante destacar que no es lo mismo hablar de dulce natural que vinos tardíos.
Similitudes y diferencias
Los tardíos son elaborados con uvas cuya madurez es demorada a propósito, es decir que se cosecha tarde y al permanecer más tiempo en la planta concentrando sus azúcares. De esta manera son vinos de color dorado junto a un aroma y sabor intenso que se hacen untuosos generando un sensación de almíbar al paladar.
Mientras que los dulces naturales nacen de uvas como Torrontés, Chenin Blanc, y Sauvignon Blanc, y Semillón logrando vinos frescos y frutales con un dulzor relevante pero no meloso.
La distancia más grande entre ambos, sin embargo, se da en el tipo de elaboración. Los tardíos, como su nombre lo indica, son vinos elaborados con uvas que fueron cosechadas tarde, de modo que el sabor de las pasas, y la presencia de miel se perciben de forma marcada. En los dulces naturales aparecen los aromas típicos de cada variedad.
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