CHANDON TRAE A LA ARGENTINA LA CULTURA DEL APERITIVO FRANCÉS

Chandon Apéritif, un espumante bitter con un macerado natural y artesanal de naranjas y especias, propone una nueva manera de disfrutar de los aperitivos.
París tiene su magia inagotable y sus iconos: la baguette, los quesos, la torre Eiffel, el acordeón, Édith Piaf, los cafés y el aperitivo. Al paso o sentados en mesitas redondas; en casa, después del trabajo o en reunión de colegas o amigos dispuestos a regalarse un apéro en un bar, la consigna es mirar hacia afuera porque lo mejor siempre pasa en la calle. También se observa desde un balcón o terraza o transcurre a orillas del Sena, donde jóvenes y familias se instalan para el picnic: panes, quesos, foie gras, frutas. Días de semana, sábados y domingos. Solos o acompañados, pero nunca sin un vino o espumante que acompañe.
La tradición del apéritif nació en la Edad Media con dotes menos glamorosas: el aperitivo tenía una función medicinal –recién a fines del siglo XIX se le incorpora el alcohol– y trasciende las fronteras de la ciudad luz extendiéndose hacia toda Francia. Pero es en París donde se multiplica, se diversifica y se hace parte del día a día.
Chandon Apéritif reúne la frescura y sutileza del espumante con el carácter de los aperitivos amargos, acercando a la Argentina la cultura del apéro francés: una pausa después de un largo día de trabajo para brindar con esta bebida que abre mágicamente el apetito. Un recreo que los franceses comparten cada vez que pueden como anticipo de una comida, al mediodía, a la tardecita, o a la manera del apéritif dînatoire, cena de cocina en miniatura.
El Apéro Frances ha trascendido las fronteras convirtiéndose a nivel mundial en el famoso after office. Chandon Apéritif llega para aportar al after office argentino una impronta francesa, a través de un producto elegante ideal para disfrutarlo en pareja, con amigos o compañeros de trabajo en un momento distendido.
Horas de charlas, risas y tapas que giran alrededor de una copa que se puede beber en cualquier época del año. Cualquier excusa es buena para relajarse y cortar el ritmo vertiginoso de trabajo y el paso acelerado de la vida urbana.
El estilo placentero del apéro, sin reglas fijas ni protocolos, se lleva bien con este espumante bitter, servido en copa de boca ancha, con hielo. Puede ser acompañado con quesos, patés, panes, pinchos, pistachos o blinis. Propuestas afrancesadas o criollas. Tapeos o picadas. Lo que más se arrime a la esencia de este ritual que suma un nuevo argumento para el brindis.