El sibarita salió comer con una dama. La historia de cómo un plato te puede hacer feliz.
EL SIBARITA tuvo una cena de egresados. La festejaron, él la sufrió
Se realizó en Brauer, una cervecería ubicada en el centro gastronómico de la ciudad de Neuquén. Pasen y festejen…o sufran.
14 de diciembre de 2024 El Sibarina FlaneurEl tema es así, me invitaron a festejar los 25 años de egresados, en realidad son 10 o 20 … ¡Ja! No les voy a decir cuántos, sino me van a sacar la edad. Resulta que yo fui a un colegio público de acá, de la hermosa Neuquén. Allá cuando estaba de moda ir a colegios públicos y los yuyos rodaban por las calles. Uno que queda por la Avenida Argentina. Éramos tope de gama. La mayoría NYC. Nacidos y criados.
El encuentro fue un local ubicado en la Calle Yrigoyen casi Elordi. En lo que sería el centro gastronómico de la ciudad. Creo que ya se podría decir que se ha formado ese centro gastronómico. Tentativamente lo podríamos delimitar entre la calle Roca, la Avenida, Elordi y Brown. Ese cuadradito va a dar que hablar este verano.
Bueno, el lugar elegido era en Brauer. Ya sé que me va a decir: otra cervecería. Y… sí, otra cervecería. Están de moda ahora, como antes los colegios públicos. Sin embargo, le quiero decir dos cosas: primero yo no elegí, solo fui invitado; segundo, si bien no estamos en verano, casi que casi, y las noches están lindas y la mayoría de las cervecerías tienen pintorescos y acogedores patios.
La cosa es que me encontré con gente que no veía hace X años, ya les dije que no les voy a escribir hace cuánto egrese. Con muy pocos compañeros mantuve el vínculo. La realidad que con uno, a lo sumo con dos. Con los otros nada. Para mí esos eventos son para decir: “Che, qué avejentado que está tal”; “viste que a éste lo engancharon con la amante”; “viste el auto que se compró tal… eso no se compra laburando”. Etcétera y más etcétera. Todos se están midiendo. Un embole. Pero bueno. Ya había confirmado que iba.
Como la mayoría de los locales de la city neuquina, Brauer era una casa y ahora es un bar. Chochos los vecinos. No le voy a hablar de decoración porque después me terminan llegando mails con quejas de diseñadores y arquitectos. Es una cervecería. Punto. Lo bueno que mantuvieron el piso original de la casa. Y suma mucho la luminaria, los cuadros y la barra. Ahora… parece que quieren que uno consuma poco y se vaya… ¡Señores Cerveceros, por favor pongan sillas más cómodas! O… ¡tapícenlas!
Éramos bastante los que fuimos. La mayoría no tenía ni idea quiénes eran. No recordaba las caras. Tampoco tenía mucho para hablar. Imagínese que son prácticamente extraños, con el agravante que uno se siente en la obligación de mantener un dialogo. Encima ellos se acuerdan de historias de uno, que uno se las olvido por irrelevantes. O te hablan como si fueses el mismo de la secundaria y yo, por lo menos, ya no tengo nada que ver con ese sujeto de 18 años y, en consecuencia, no me une nada a ese otro con el que aquel joven compartió la secundaria. Sí, ya sé. Muy mala onda. Pero me pasa eso con los encuentros forzados, nada más.
La mesa estaba en lo que sería el garaje de la casa, que lo deben haber cerrado para tener más mesas. Sibarita, no era que las noches… casi verano… y los patios…Sí, bueno, ¿qué quiere que haga? Por la cantidad que éramos necesitábamos una mesa grande que solo cabía allí; y además era como un patio cubierto, techo de chapa y de lona, creo. De lona seguro, por lo menos la ventana que daba a la calle. Y tenía Aire.
Yo estaba de muy mal humor y se me iba a hacer eterna la noche. Así que tome cartas en el asunto y decidí emborracharme. Es una práctica recomendable para pasar momentos incomodos. Sí, me podría haber ido, pero me parecía una muestra de desprecio. Arranque con la tabla de degustación de cervezas artesanales. Cuando la pedí, se escucharon los típicos comentarios: “¡Eh, no cambias más, Sibarita!”, “¡Siempre igual vos!” Problema mío, loco. Me la iba a dar en la pera.
Excelente la cerveza, el problema que llegando a las últimas están un poco tibias. Debe ser que es para compartir, pero yo a extraños no comparto. Punto. Creo que en otra nota ya dije que Neuquén además de ser la capital nacional de los trotatrota y de ser la ciudad que se empecina en des-coordinar los semáforos, debería ser declarada la Ciudad de la cerveza artesanal. Hay mucha variedad y muy buena calidad. ¡Te pintamos la cara, Cipo! No tenemos futbol pero tenemos birra. En realidad es un fake, porque en la tabla eran de todos lados menos de Neuquén. Igual acá hay birras buenas, justo ahí no había neuquinas. Don Brauer, ponga en la carta más birras de la city.
Ya saben que me gusta la Ipa. Así que fui por tres en una. Seguí con la triple Ipa de Sir Hopper. Excelente, fría…qué cantidad de cítrico, ¡Santos dioses lupulares! Encima una trompada de Maravilla Martinez en la pera. 10 grados y medio de alcohol etílico que se te sube a la cabeza como por amor. Es una y gracias. Dos y pará de contar. Nunca fui muy bueno con la química, pero habría que ver si se puede mantener ese sabor con menos alcohol.
Obvio que en este tipo de lugares siempre se piden unas rabas y unas papas para picar. Que está bien, no digo que no; pero yo, conociendo el paño, fui un poco más allá. Pedí una cazuela de salchichas alemanas que viene con chucrut. Sabía que estaban buenas, por eso la pedí. Y agregue pollo frito salteado. Apenas pude probar los platos porque muchos de los comensales apetecieron; no sé si fue porque se tentaron o porque sabían que la cuenta se divide en partes iguales no importa lo que comas. Sin embargo, lo que probé me alcanzó para poder comentarles.
El sabor agrio de las salchichas ahumadas mezcladas con el chucrut y la mostaza, va. Más con la birra. Uno se siente en Alemania festejando el Oktoberfest. El pollo estaba empanado. Ya saben que me gusta la mezcla de textura, así que bien. Le faltaba un poco de salsa a la salsa. Digo, tranqui el pollo, nada del otro mundo, con una buena salsa picante le suben tres tantos. Aprobó con cuatro.
Algunos compartieron pizzas, otros sándwiches, los menos, quizás temerosos de la mirada del otro, pidieron una ensalada. ¡Para! ¿Y cuando estés enfermo qué vas a comer? Yo me pedí una parrillada. En el menú figura como tabla Brauer, pero yo siempre que voy la pido como parrillada y me entienden. La pido así porque viene en un plato de acero caliente sobre una tabla, y para mí asemeja una parrillada. Punto. Trae de todo y todo bueno. Obviamente no trae un vacío o un bife de chorizo, tampoco achuras. ¡Es una cervecería, gente! Cerveza. Alemania. German… No asadem. Viene con una chuletitas de carne y pollo, más salchichas, más chorizo, más verdura. Tanto extra por las berenjenas. Sí, repetí la salchicha. Pero es ahumada, muy rica. Digamos que es para dos o tres.
Para cerrar me pedí la copa del amor. Y sí… los dandis también tenemos sentimientos. Extrañaba la cena de la semana anterior con esa mulher que… hasta me emociono. Bueno. Copa helada. Se disfruta a tres tiempos. El helado se disuelve y aparece la blandura de los frutos rojos que cuando uno cree que se terminó todo, llega el brownie. Dulce, frutal y dulce. Excelso. Encima con Baileys. Me tuve que tomar un café para aguantar el sueño.
Usted dudará de que me comí una parrilla entera, un poco de entrada y el postre. Pero sí. Estaba muy rico. Además ¿qué quería que haga? ¿De qué iba a hablar? Yo charlo con mis amigos y ya tengo y por ahora no quiero tener más.
Brauer recomendable. Pidan la tabla, el postre y la degustación de cerveza, pero compartan. Compartan ¿o qué? ¿No fueron al jardín? Conviene reservar porque estaba lleno. Música buena. Atención excelente. Al final, para pagar un perno. El tema de las divisiones fue complicado. Tenía unas ganas de pararme y pagarle a todos… Lo que pasa es que éramos muchos. Insisto: recomiendo Brauer y no recomiendo encuentro de egresados. Nos vemos en 10, 15 o 20 años compañeros…
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